El gas natural es y será uno de los motores de crecimiento en Colombia
El gas natural tiene el potencial para convertirse en el principal vehículo para la transición energética y descarbonización de la economía en Colombia. El llamado es a unir esfuerzos para diversificar las fuentes de energía y recuperar la confianza de los inversionistas.
El 2024 es un año de importantes retos para el crecimiento económico y la toma de decisiones complejas que permitan la reactivación del país sin afectar la generación de empleo. Es fundamental evitar que volvamos a caer en una cifra de desempleo de dos dígitos.
Si bien los últimos datos del Dane muestran una tendencia de crecimiento económico positiva cercana al 2 por ciento y nos alejamos del fantasma de la recesión, debemos tener metas más ambiciosas y optimistas que superen esa proyección. Para avanzar en el objetivo propuesto, se requiere de un plan de choque para reactivar los sectores más afectados y deprimidos.
El compromiso es de todos y el Gobierno nacional debe agilizar la ejecución de presupuestos y retomar políticas que permitan dinamizar sectores como la vivienda, que cayó un 44,9 por ciento en ventas durante el año pasado y es uno de los jalonadores del empleo; la construcción, que tuvo una contracción del 8 por ciento cerrando el 2023; la infraestructura que reflejó una caída del 15 por ciento en el tercer trimestre del mismo año; e hidrocarburos, que según la Asociación Colombiana de Petróleo (ACP), tuvo un recorte de inversión de 370 millones de dólares el año pasado por la reforma tributaria.
Recuperar la confianza para los inversionistas en el país, es una tarea donde el Gobierno nacional y los nuevos mandatarios departamentales y municipales, deben trabajar articuladamente.
Colombia es un país que depende económicamente de los impuestos y regalías que se generan de la exploración y explotación de hidrocarburos, entre ellos el gas natural, que (no nos cansaremos de decirlo), es el vehículo que habilitará la transición energética y descarbonización de la economía. En el pasado deben quedar los mensajes contradictorios y hoy debemos promover un discurso que permita recuperar y reconstruir los niveles de confianza en los inversionistas a partir de la reactivación de contratos de exploración y explotación, tanto de petróleo como de gas.
Lo que dejemos de producir en Colombia, lo explotarán y comercializarán otros países y se perderá relevancia en un mercado que será ocupado por otros, mientras vemos como se disminuyen los ingresos de la nación y aumenta nuestra dependencia de producciones extranjeras. Colombia ya le cedió el tercer puesto a Argentina como mayor productor de la región. Esto es preocupante si no se dan señales claras de que seguiremos produciendo.
Para acabar con la incertidumbre y no poner en riesgo nuestra economía, la cual debe estar fortalecida para afrontar el reto de la transición energética, debemos entender, como hemos dicho reiteradamente, que el gas natural es el principal habilitador de este proceso, por lo que urge seguir explorando posibilidades para diversificar nuestras fuentes de producción y abastecimiento.
Según reportes de actores del sector, se estima que las reservas de gas se podrían incrementar entre 35 y 50 años si se continúa la exploración de yacimientos convencionales y no convencionales y se construye más infraestructura que permita su importación.
El gas natural es un energético que permitirá acelerar procesos de descarbonización de sectores que aún utilizan combustibles más contaminantes. Sobre la mesa deben estar las distintas opciones de diversificación de fuentes para apostar y hacer realidad proyectos, como los de movilidad sostenible a partir de la conversión de vehículos de transporte de carga y pasajeros a gas natural, que es más rentable y técnicamente más eficiente que la movilidad electrificada.
Según cuentas de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), hoy las reservas probadas de gas natural están en 7,2 años. Una cifra muy baja frente a lo que plantean los escenarios de transición energética de nuestra ‘Hoja de Ruta para el Gas Natural’, que proponen que para lograr la transición a 2050 o 2070 se necesita duplicar las reservas probadas, porque el consumo aumentaría tres veces más de lo que se utiliza hoy en día y la demanda de gas natural tendría un crecimiento sostenido hasta el 2040.
No poner en riesgo nuestra capacidad de producción y abastecimiento de gas natural es una apuesta por el crecimiento futuro de nuestra economía. En 2024, debemos tener clara esta premisa y trabajar conjuntamente para recuperar la confianza en Colombia, pues transportando energía sostenible se podrán cerrar brechas de pobreza y dinamizar sectores, lo que permitirá a los colombianos vivir dignamente.
Presidente de la Transportadora de Gas Internacional*
Este contenido fue elaborado con el apoyo de TGI*
Fuente: Revista SEMANA
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Fuente: Revista SEMANA
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